La renovación de esta planta de tratamiento de aguas ahorra costes de inversión en el proyecto

Proceso en cuatro etapas

El agua del tren de laminación se trata primero en el foso de incrustaciones, seguido del proceso de decantación para eliminar las partículas gruesas que tienen un tamaño mayor o igual a 200 micras. La diferencia de densidad entre el agua y la cascarilla hace que las partículas de cascarilla más grandes y pesadas se depositen en el fondo de la fosa y se extraigan posteriormente con una cuchara bivalva. 

Tras pasar por el foso de incrustaciones, el agua continúa hacia el proceso de decantación, donde por arrastre longitudinal se eliminan las pequeñas partículas de incrustación, los aceites y las grasas. Las partículas gruesas que se acumulan en el fondo de los decantadores serán bombeadas a la zona de lodos y el aceite que flota en la superficie es retirado por la parte superior del puente rascador y eliminado por el separador de aceite. El agua decantada pasará entonces al sistema de filtración por anillas.

En los filtros anulares se eliminan las partículas que tienen una densidad mayor que el agua y que han pasado por las etapas anteriores del proceso. Por último, el agua filtrada se bombea a través de las torres de refrigeración y vuelve a circular para enfriar los equipos del tren de laminación.

Resultados

Tras finalizar la obra civil y el montaje, Russula comenzó a probar la planta renovada de tratamiento de agua septiembre de 2016. Russula completó la renovación de los circuitos de contacto del tren de laminación, en la que se redujo el coste de la inversión mediante la modernización de los existentes, como las estructuras del foso de la báscula. Además de mejorar la calidad del agua, la modernización proporcionó una mayor flexibilidad operativa, redujo los costes de mantenimiento y automatizó totalmente las operaciones, reduciendo significativamente los costes de energía y los aditivos químicos.